Cada vez son más los estudios que avalan las ventajas del aceite de oliva para la piel, especialmente para el tratamiento de pieles sensibles o castigadas:
- Es un potente antioxidante, ya que protege la piel ante agentes externos (como el viento, el frío o el calor, y la contaminación ambiental) frenando la degradación celular. La gran cantidad de vitamina E y los polifenoles son los responsables de esta función.
- Tonifica la epidermis y le da firmeza gracias a su alto contenido de ácidos grasos esenciales. Entre ellos, el ácido oleico reconstruye las membranas celulares.
- El aceite de oliva es no-graso y no-comedogénico, lo que significa que no restringe u obstruye los poros.
- Contiene escualeno (un terpeno de la fracción insaponificable del aceite de oliva) que ayuda a la capacidad que posee la piel para regenerarse y nutrirse naturalmente, ya que su estructura es similar a la composición del escualeno de la propia piel y por este motivo es altamente penetrante.
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