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Desde MATARRANIA os queremos transmitir la inquietud que nos provoca que el fracking llegue a nuestra tierras.
Es la técnica de extracción de gas o petróleo de la que más se está hablando en los últimos meses y podría aplicarse en algunos municipios de Teruel. Al igual que en Cantabria, País Vasco, Cataluña u otras comunidades del país, en la provincia turolense esta “controvertida” práctica también ha generado rechazo y la creación de una plataforma “antifracking” denominada “Teruel sin fractura”.
Constituida a principios de marzo, con sede en la localidad de Molinos, su primera acción fue aprobar un manifiesto que recoge sus principales reivindicaciones y objetivos. Un llamamiento al apoyo por parte de la ciudadanía para frenar el “fracking” o mejor dicho: la fracturación hidráulica.
Javier Oquendo es el portavoz de la plataforma y afirma que esta técnica se traduce en un impacto ambiental negativo con la construcción de “pozos y las correspondientes infraestructura cada 2 km2”. No obstante, la “mayor afección”, asegura, es la contaminación del agua. Una vez utilizada, ésta se extrae pero con “sustancias tóxicas y cancerígenas”, además del “riesgo de abrir grietas, que podrían perjudicar a los recursos acuíferos”.
Desde la plataforma apuestan por “modelos más sostenibles, como la energía eólica o solar y un uso racional de los recursos”. Otras consecuencias derivadas de está práctica, añade Javier Oquendo, son “pequeños seísmos” y “la burbuja especulativa propiciada por las industrias extractoras”.
¿Qué es el “fracking”?
“Fracking” es el término inglés que en castellano se traduce como fractura hidráulica horizontal. Este método se basa en la inyección de agua a alta presión, además de arena y otros fluidos, en rocas soterradas a más de 3.000 metros de profundidad. Mediante su fractura se obtiene la extracción de gas. En este caso se busca el gas de pizarra o gas de esquistos (shale gas en inglés). En España existen importantes yacimientos de este tipo en Cataluña, Cantabria o País Vasco, entre otras zonas.
En los últimos años se han solicitado decenas de permisos para la investigación de la existencia de gas no convencional/gas pizarra en el país, el último de ellos en Hellín (Albacete) según avanza la Agencia EFEVerde. En Estados Unidos esta tecnología es habitual desde hace más de 20 años. Hay medio millón de instalaciones de extracción repartidas por el territorio americano, muchas de ellas en Pensilvana. En Francia por su parte se ha acordado una moratoria y en Holanda se “asume el riesgo de seísmos”.
“30 millones de litros de agua” por pozo
Según afirma Javier Rodríguez Pardo, especialista argentino de la Red Nacional Acción Ecologista (RENACE), esta técnica “necesita una imponente cantidad de agua, que es inyectada en los pozos para hacer una solución que permita la extracción del gas y el petróleo. En un pozo solo, se utilizan casi treinta mil metros cúbicos, y cabe remarcar que existen miles, uno al lado del otro, en el mundo”.
Para el naturalista Joaquín Aráujo, en una reciente entrevista al Periódico La Opinión de Zamora, es “una soberana estupidez poner en riesgo determinadas situaciones ambientales delicadas, como es el subsuelo”.
Para ver un vídeo sobre el tema http://www.youtube.com/watchfeature=player_detailpage&v=J9sGdd4UZIc
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