Desde su aparición, los transgénicos han generado una gran polémica. Fue en 1993 cuando se creó la primera planta transgénica. Sólo un año después surgió el tomate Flavr Sarv, considerado el primer alimento modificado genéticamente para el consumo masivo. ¿En qué cambió? Le dotaron de una cualidad que no tenía: resistir más tiempo una vez maduro.
¿Qué son realmente?
Los transgénicos son organismos a los que se le ha añadido, mediante técnicas genéticas, un gen de otra especie. Lo que se denomina OGM (Organismos Genéticamente Modificados). Éstos son fabricados en un laboratorio a través de la rama científica denominada biotecnología. Por eso se pueden encontrar plantas transgénicas resistentes a herbicidas, plagas, sequías, con una vida comercial más larga o que tengan “mejores” cualidades nutritivas. En resumen: adquieren propiedades que inicialmente carecían.
¿Dónde los encontramos?
En Europa no todas las modalidades de transgénicos están autorizadas, sólo algunas pueden ser cultivadas y posteriormente comercializadas. En Estados Unidos, Argentina o China este tipo de productos están muy aceptados. No obstante en general, la mayoría de países no dispone de una legislación adecuada para regular su cultivo, su uso y su comercialización.
Greenpeace redacta anualmente la "Guía roja y verde de alimentos transgénicos", donde recogen aquellos productos cuyos fabricantes han garantizado que no utilizan transgénicos ni sus derivados, en sus ingredientes o aditivos.
Las semillas transgénicas cultivadas en la actualidad pertenecen a cultivos como la soja, el maíz y el algodón. Han sido manipuladas con dos fines: resistencia a los herbicidas químicos y a las plagas que les atacan, pero ya han empezado a hacerse resistentes, según diferentes estudios.
Perjuicios de los transgénicos
Las multinacionales que generan y comercializan transgénicos les atribuyen la solución al hambre en el mundo. Pero el hambre no tiene su origen en la productividad de los alimentos, sino en las dificultades que tienen los campesinos para acceder a recursos como la tierra, el agua o las semillas.
Los alimentos transgénicos utilizan una tecnología orientada al aumento de la productividad y magnifican los problemas que “aseguran” resolver como: el crecimiento de plagas, el abuso de los productos químicos, el incremento de la contaminación de aguas y suelos, la pérdida de fertilidad de la tierra o la disminución del rendimiento de los cultivos.
Además, no sabemos todavía qué consecuencias puede tener en el organismo humano el consumo de estos productos.
Solución y alternativas
Desde organismos como Greenpeace defienden la biotecnología “siempre que se haga en ambientes confinados, controlados, sin interacción con el medio”. Es un derecho conocer cómo y dónde se producen los alimentos, por ello solicitan firmas en defensa de una agricultura sana y sostenible.
Próximos eventos
El 19 de abril se celebrará en Zaragoza el encuentro “Por una agricultura y una alimentación libre de transgénicos” . La cita tendrá lugar en la Universidad de Zaragoza a las 18.30h. (Pedro Cerbuna 12, 50009 Zaragoza) y se podrá seguir en streaming desde la página web http://noquierotransgenicos.wordpress.com/.
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